jueves, 29 de agosto de 2013

Odontología Emocional.


 La profesión de Odontología se da en un contexto de constante interacción con personas. Saber qué decir en cada momento facilita las relaciones, evita los malos entendidos y, en consecuencia, mejora la calidad laboral diaria y con ello el bienestar profesional y personal.

  La Odontología Emocional es:
  • La capacidad de motivarnos a nosotros mismos.
  • La capacidad de perseverar en el empeño, a pesar de las posibles frustraciones.
  • La capacidad de controlar los impulsos.
  • La capacidad de digerir las gratificaciones.
  • La capacidad de regular nuestros propios estados de ánimo.
  • La capacidad de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.
  • La capacidad de empatizar y confiar en los demás. 


  El objetivo de la Psicología en Odontología es dotar al profesional de la Odontología de recursos que le permitan obtener mejor calidad en su trabajo. La herramienta más útil para ello es aprender a comunicarnos con los pacientes.

  La Odontología Emocional es, por tanto, un conjunto de técnicas que permite manejar nuestros pensamientos, emociones y dirigir nuestras conductas; ordenarlas y sanearlas para que no nos produzcan ansiedad, depresión o malestar, sino relajación, tranquilidad y optimismo. Consiste en tratar de ver la realidad, ver e interpretar las cosas como realmente son; no como el miedo, la inseguridad o las malas experiencias nos hacen verlas. Cuando empatizo es más fácil que otro empatice conmigo. Si transmito confianza, entonces me darán confianza. Si me autorrelajo, soy capaz de relajar al paciente.

   Estas competencias se pueden tener o no. Si no se tienen, se pueden ir adquiriendo porque se ha demostrado que el cerebro es permeable y se pueden seguir añadiendo competencias en él.



Clínica dental Maestro
Calle Uría 17, 2º izq. 33003 Oviedo, Asturias  telf. 985 230 775
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martes, 27 de agosto de 2013

El paciente odontofóbico

  Se estima que entre un 15 y un 20% de la población general padece ansiedad o miedo a acudir a la consulta del odontólogo, y en torno a un 9% presenta cuadros de odontofobia severa.

  El paciente con odontofobia o miedo al dentista requiere un manejo especial por parte del profesional. 

  Para ello es fundamental que se disponga de la información sobre las causas del miedo.

  Entre las técnicas para afrontar este tipo de situaciones destacan, por su eficacia, las distractivas. Cuando el paciente se concentra en una situación ajena a su miedo se puede conseguir una disminución de su nivel de ansiedad.


  Es importante que el profesional disponga de todas las herramientas a su alcance para poder adaptarse a cada situación y abordarlas con éxito. La propia exaltación emocional del paciente puede suponer un efecto-contagio para el profesional. Pero actualmente las prácticas odontológicas son seguras e indoloras, por lo que el éxito de las técnicas psicológicas de desensibilización aplicadas a este problema es muy alto.



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jueves, 22 de agosto de 2013

Cuidado de las encías en dientes e implantes.

  Una encía en condiciones de salud no presenta inflamación ni sangrado. Si mediante la higiene convencional no es posible la eliminación de los restos de placa bacteriana acumulados sobre encías y dientes, se pueden alcanzar niveles de complejidad microbiana cualitativa y cuantitativamente que propician una situación incompatible con la salud bucal.


  El biofilm oral es el principal agente etiológico de las infecciones producidas sobre estructuras dentarias naturales (gingivitis y periodontitis) y sobre implantes (mucositis periimplantarias y periimplantitis).

  Las gingivitis son un grupo de enfermedades que se caracterizan por la inflamación de la encía sin que se produzca destrucción de los tejidos de soporte del diente. Se caracterizan clínicamente por el enrojecimiento, tumefacción y sangrado al sondaje de la encía. Esta condición es reversible pero si la gingivitis no se controla, la enfermedad puede evolucionar y progresar a periodontitis.

  Las periodontitis son un grupo de enfermedades de causa infecciosa que destruyen los tejidos de soporte del diente (periodonto). Se caracterizan clínicamente por el enrojecimiento, tumefacción, sangrado, pérdida de hueso alveolar que da soporte a los dientes, recesiones gingivales, movilidad dentaria y futura pérdida de las piezas, etc.

  Las mucositis periimplantarias son lesiones inflamatorias de la mucosa que rodea un implante en función, sin evidencias de afección del hueso de soporte. Las características más comunes son: presencia de biofilm oral, edema, enrojecimiento e hiperplasia de la mucosa, sangrado y compromiso del sellado mucoso al sondeo, en ocasiones exudado o supuración y ausencia de reabsorción ósea. La continua presencia de biofilm sobre los implantes, induce esta reacción inflamatoria y si no es tratada correctamente puede evolucionar hacia la periimplantitis.

  Las periimplantitis son lesiones inflamatorias de la mucosa que rodea un implante en función, asociada a la pérdida de hueso de soporte. Las lesiones provocadas por periimplantitis se extienden hacia el tejido óseo marginal y, si avanzan, pueden llegar a causar la pérdida del implante.

  La prevención y el tratamiento de estas patología se deben centrar en la aplicación de medidas antiinfecciosas. Es necesario realizar tratamientos combinados que incluyan un tratamiento mecánico y químico. El tratamiento mecánico desestructura el biofilm oral; sin embargo, presenta ciertas limitaciones en pacientes no cumplidores. Por ello, el uso de antisépticos es imprescindible como coadyuvante químico al tratamiento mecánico.

  Antisépticos como la Clorhexidina y el Cloruro de cetilpiridino son agentes con efecto antigingivitis y antiplaca, eficaces en el tratamiento de las enfermedades periodontales y con capacidad de penetrar en el biofilm oral y provocar mortalidad del mismo.


  La clorhexidina al 0,12% en combinación con el cloruro de cetilpiridino al 0,05% sin alcohol, está indicada en situaciones específicas como la periodontitis y la periimplantitis. La clorhexidina a bajas concentraciones (0,05%) en combinación con el cloruro de cetilpiridino al 0,05%, se puede recomendar de forma diaria con el fin de controlar la recidiva de la enfermedad periondontal, sobre todo en pacientes no cumplidores, así como en situaciones de menor complejidad.

  El cloruro de cetilpiridino es un agente inhibidor de la placa. Su uso se recomienda de forma diaria y para la prevención de gingivitis y mucositis periimplantarias.



  Es por ello que los esfuerzos deben centrarse en la prevención de la aparición de las enfermedades periodontales y periimplantarias, cuyo objetivo es evitar la inflamación e infección de los tejidos dentarios y periimplantarios y prevenir la formación de un biofilm patogénico, minimizando así el riesgo de fracaso de los tratamientos periodontales y el de los implantes.


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martes, 20 de agosto de 2013

CAVIDAD ORAL, SIDA Y SÍFILIS

  En los últimos años se ha observado un aumento importante en el número de infecciones de transmisión sexual (ITS) y, entre ellas, de la sífilis. Del mismo modo, también se ha observado un aumento leve de casos de nuevos infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Estos incrementos preocupantes se deben a diversos factores: por un lado, las generaciones actuales no han conocido la epidemia del SIDA en sus años más virulentos y ven la infección por VIH como algo lejano y curable; por otro, los nuevos hábitos de comunicación y relación han facilitado los contactos sexuales de riesgo sin protección, tanto en los colectivos homosexuales como los heterosexuales, y parece que las ITS favorecerían la transmisión del VIH.

  La candidiasis es la infección oral más característica de la infección por VIH. La forma clínica clásica es la candidiasis pseudomembranosa. La presencia de un tipo de esta candidiasis en un adulto joven "sano" debe ser sugestivo de inmunosupresión. No obstante, la candidiasis eritematosa es actualmente la forma más frecuente de candidiasis oral y aparece como una mácula rojiza típicamente en el dorso lingual y el paladar duro. También la presencia de esta lesión en una persona joven sin otros datos facilitadores, implica descartar la infección por VIH.

  La queilitis angular (inflamación de las comisuras labiales) es otro proceso común de carácter crónico y recidivante en los pacientes VIH+, en el que intervienen bacterias y hongos.

  Las infecciones víricas de la cavidad oral, principalmente las herpéticas, representan otra alteración común en la infección por el VIH. Lo más habitual son las infecciones recurrentes y mantenidas por el virus herpes simple, sobre todo las extraorales en los labios y en menor medida las intraorales, como lesiones ulceradas irregulares, dolorosas y mantenidas. Las infecciones por virus Herpes-Zoster a nivel trigeminal suelen ser infrecuentes.

  En los últimos años hemos observado un incremento en la aparición de lesiones hiperplásicas epiteliales, como papilomas o verrugas, asociadas a la infección por el virus del papiloma humano en los pacientes infectados por VIH.

  Las infecciones bacterianas orales en los pacientes VIH+ están asociadas preferentemente a la enfermedad periodontal y/o cariogénica que suelen ser especialmente agresivas.

  La ITS más importante es la sífilis, que con frecuencia muestra lesiones orales en los estadios tempranos de la enfermedad. Las primeras manifestaciones de la enfermedad aparecen tras un periodo de incubación de 2 a 3 semanas tras el contagio sexual, como una úlcera indurada e indolora contagiosa en la zona de inoculación en genitales. La boca es un lugar frecuente de asiento del chancro y típicamente suele acompañarse de una adenopatía satélite que remite espontáneamente tras unas semanas.

  Tras 4 a 6 semanas de la aparición del chancro, los pacientes que no son diagnosticados ni tratados, desarrollan la sífilis secundaria. Estos pacientes pueden presentar lesiones orales muy diversas, siendo las más típicas las placas mucosas opalinas. Estas lesiones normalmente se localizan en los labios, la lengua o el paladar y son extremadamente contagiosas. Otras lesiones son las pápulas eritematosas, úlceras, máculas rojizas o incluso lesiones blanquecinas simulando enfermedad liquenoide, leucoplasia e incluso macroglosia.
Tras esta etapa, si los pacientes no son tratados  pasan por un periodo de latencia en el que son contagiosos pero no presentan sintomatología y que puede durar años hasta que aparecen las graves alteraciones del sistema nervioso central, cardíacas u otras, típicas de la sífilis tardía o terciaria.

  Por todo ello, el profesional odontólogo y su actividad clínica constituyen una pieza fundamental en el diagnóstico, la prevención y la reducción de la progresión de estas enfermedades de declaración obligatoria.


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viernes, 16 de agosto de 2013

La halitosis (II)

Tratamiento de la halitosis

     Necesidades de tratamiento:

1. Incluye la explicación de las causas y evolución de la halitosis y se realiza una profilaxis profesional. Posteriormente se instruye al paciente en técnicas de higiene bucal que incluyen práctica de limpieza lingual, cepillado, limpieza interproximal y uso de colutorios y dentífricos específicos. Por último, se programan revisiones dentales periódicas.
2. Se realiza el tratamiento periodontal necesario en cada paciente. En caso de que sea necesario, se aplican los tratamientos odontológicos adecuados para cada caso.
3.  Se refiere al paciente a un médico o especialista.
4.  Se explican los datos obtenidos en el examen del paciente, se provee al paciente con más instrucciones profesionales y educación para que entienda que no presenta halitosis objetivable.
5.  Se refiere al paciente a un psicólogo clínico, psiquiatra u otro especialista de la psicología.          

Tratamientos para cada tipo de halitosis

  El tratamiento de la halitosis fisiológica, el de la halitosis patológica oral  y el de la pseudohalitosis serán responsabilidad de los profesionales de la odontología.
  El tratamiento de la halitosis patológica extraoral será responsabilidad del médico general o especialista. El tratamiento de la halitofobia será responsabilidad de un médico general, psiquiatra o psicólogo.

Estrategias terapéuticas para tratar la halitosis oral:

  El tratamiento de la halitosis tiene como principales objetivos:

-Disminuir el número de bacterias productoras del mal olor presente, principalmente en el dorso de la lengua y en los surcos o bolsas periodontales.

-Reducir los sustratos proteicos disponibles que intervienen en el proceso metabólico de las bacterias.

  Estos objetivos se pueden conseguir mediante el uso de medidas de control mecánico y químico de los biofilms bucales. Las medidas de control mecánico incluyen los diferentes procedimientos de higiene mecánica (cepillado dental, higiene interdental…) y la limpieza lingual. En cuanto a las medidas de control químico, estas incluyen formulaciones y productos químicos.

Clorhexidina
  La clorhexidina es el agente antiplaca y antigingivitis más efectivo y su efectividad en el control de la halitosis oral ha sido demostrada ampliamente. Sin embargo, el uso prolongado de colutorios con clorhexidina en las concentraciones convencionales al 0,12-0.20% se ha asociado con la aparición de efectos adversos tales como tinción dental y lingual, sabor metálico y alteración de la sensación del gusto. Este hecho descarta los colutorios con clorhexidina como la primera elección para el control de la halitosis, a pesar de haber demostrado una eficacia significativa en la reducción de los valores de compuestos sulfurados volátiles y organolépticos.

Triclosán
  El triclosán es un agente antimicrobiano muy utilizado como agente antiséptico. Su actividad y sustantividad se ven incrementadas cuando se formula combinado con sales de zinc o con copolímero.


Nuevas estrategias terapéuticas: probióticos.

  La halitosis puede convertirse en algunos casos en un problema crónico y los pacientes tienen que utilizar productos específicos de higiene oral de manera habitual, durante largos períodos de tiempo.

  Los probióticos, según la Organización Mundial de la Salud, se definen como organismos vivos que cuando se administran en las cantidades adecuadas, son capaces de producir un beneficio en la salud del huésped.
Su uso en el campo de la halitosis oral tendría como objetivos ideales:
·  Eliminar o reducir la presencia de bacterias odorigénicas.
· Conseguir una recolonización por bacterias que no sean capaces de producir compuestos malolientes y que compitan directamente con las bacterias productoras de mal olor (mediante generación de bacteriocinas o alterando sus factores de virulencia).
·  Reducir la producción de compuestos sulfurados volátiles y, por tanto, los valores organolépticos.

Protocolos de tratamiento para la halitosis oral

-Halitosis genuina fisiológica
    Limpieza y pulido dental profesional.
   Instrucciones de higiene bucodental, que incluyen cepillado y limpieza interdental con seda dental o cepillos interproximales, y limpieza lingual suave 2 veces al día alcanzando la zona posterior de la lengua con un limpiador lingual.
   Uso de un colutorio específico, 15ml durante un minuto, en forma de gargarismos 2 veces al día.

-Halitosis genuina patológica oral
En primer lugar, deben corregirse todas las patologías orales presentes: caries abiertas, prótesis fijas y obturaciones sobrecontorneadas, gingivitis y periodontitis mediante raspado y alisado radicular o cirugía periodontal.
El resto de las medidas del protocolo son iguales al caso anterior.


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martes, 13 de agosto de 2013

Periimplantitis.

  Llamamos enfermedades periimplantarias a todas aquellas afecciones inflamatorias que afectan al tejido blando y, en ocasiones, al tejido óseo que rodea al implante dental. Si dicha inflamación está limitada únicamente al tejido blando se le denomina mucositis. Si por el contrario, la respuesta inflamatoria conlleva la pérdida de altura de hueso que rodea el implante, estaremos ante una periimplantitis.


  Dicha reacción inflamatoria tiene lugar como respuesta del tejido a la formación de un biofilm bacteriano alrededor de la restauración protética del implante.

  La relevancia clínica de este tipo de patologías radica en que no sólo pueden comprometer la estabilidad del implante, sino que, además, causan molestias tales como disconfort, sensación de mal aliento o mal gusto, inflamación, sangrado y supuración de la mucosa periimplantaria.

  Existen factores de riesgo que predisponen a padecer enfermedades periimplantarias. Los más importantes son, según la evidencia científica, el haber padecido periodontitis, el tabaco y la mala higiene oral. También existen otras afecciones como la diabetes mellitus o el consumo abusivo de alcohol que se han asociado con un mayor riesgo de periimplantitis.

  Como las enfermedades periimplantarias son enfermedades bacterianas, es la destrucción del biofilm subgingival el objetivo principal de todo tratamiento.
En la mucositis, la limpieza profesional mediante ultrasonidos o curetas junto con la prescripción de antisépticos como la clorhexidina dan buenos resultados.
El objetivo de todas las terapias de tratamiento de la periimplantitis es común: limpiar y desbridar correctamente la superficie del implante, para que vuelva a restaurarse el epitelio.

  La buena higiene oral y las visitas periódicas de mantenimiento periodontal y periimplantario pueden ser la clave del éxito para prevenir estas enfermedades.



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jueves, 8 de agosto de 2013

La limpieza lingual.

  El 41% de los casos de halitosis oral son de origen lingual. La limpieza lingual cobra relevancia en la prevención de la halitosis, ya que ayuda a eliminar los microorganismos y bacterias productoras del mal olor.

  El uso del limpiador lingual es fundamental para prevenir y evitar posibles problemas bucales en un futuro. La falta de higiene puede provocar halitosis, infecciones, hongos u otro tipo de enfermedades. Nos avisa cuando hay cualquier alteración en nuestro organismo, como una bajada de defensas, y sufre con tratamientos agresivos como la quimioterapia.

  Si no limpiamos la lengua, la limpieza bucal está incompleta. Además de que la lengua es un importante reservorio para las bacterias que causan gran parte de la patología oral, la limpieza lingual es importante porque elimina los componentes responsables de la halitosis.


  Los dentistas recomiendan el uso de un limpiador lingual porque elimina más cantidad de bacterias y es más higiénico. Algunos lo indican sobre todo en pacientes con lengua pilosa o velluda. Se debe realizar una vez al día un suave barrido en la cara dorsal de la lengua y esto es suficiente para mantener un estado óptimo de salud bucal.


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martes, 6 de agosto de 2013

Los protésicos dentales no pueden tomar medidas en la boca del paciente.

Recordamos que el Tribunal Supremo ha ratificado que los dentistas son los únicos profesionales que pueden efectuar la colocación de la prótesis en el paciente.

  La legislación vigente que regula las profesiones relacionadas con la salud bucodental no ampara la idea de que, para poder llevar a cabo las atribuciones profesionales de los protésicos dentales sea necesario que exista una relación profesional entre el protésico dental y el paciente.

  En cuanto a la toma de medidas de la boca para la fabricación de la prótesis dental estas deben ser tomadas por el dentista, y por lo tanto, no pueden ser realizadas por los protésicos dentales .


  Los dentistas son los únicos profesionales con capacidad para realizar las actividades de prevención, diagnóstico y de tratamiento relativas a las anomalías y enfermedades de los dientes, boca, maxilares y tejidos anejos, entre las que se encuentran aquellas para llevar a cabo los tratamientos rehabilitadores mediante prótesis.




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jueves, 1 de agosto de 2013

Relación entre Enfermedad Periodontal y Enfermedad Coronaria.

   Desde hace unas décadas atrás se está estudiando la relación entre la Enfermedad Periodontal y los eventos coronarios agudos, entre ellos el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebro vascular. La pregunta es, ¿cómo una enfermedad inflamatoria crónica como la Enfermedad Periodontal se relaciona con otro grupo de enfermedades  que se producen por la obstrucción de una arteria por un trombo?

  Una de las posibles respuestas es que tengan un origen común, en éste caso en particular, lo más estudiado es la teoría inflamatoria. De acuerdo a ésta, la conexión entre ambas patologías estaría dada por la liberación de factores proinflamatorios  generados en la enfermedad periodontal, que a su vez provocarían daño a nivel de los endotelios vasculares.

  Siguiendo esa línea de razonamiento, que estas enfermedades tengan un origen común, hace que por ejemplo, un paciente tenga más probabilidades de tener un infarto si además padece enfermedad periodontal.

  Es además por todos conocido que ambas enfermedades comparten factores de riesgo cuya presencia hace que las enfermedades tengan más probabilidad de establecerse, entre ellos el estilo de vida, el tabaquismos y el estrés.

  El estilo de vida puede ser causa de ambas enfermedades. Es importante entonces, que el médico cardiólogo y el odontólogo pongan énfasis en el cambio de hábitos. Una vida saludable y un correcto cuidado bucal ayuda a la prevención.

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La halitosis (I)



HALITOSIS: CONCEPTO Y MANEJO CLÍNICO

Definición
  El mal olor bucal, también llamado mal aliento o halitosis, se define como el conjunto de olores desagradables u ofensivos que emanan de la cavidad bucal, independientemente de cuál sea su origen.
  La halitosis, por tanto, es una condición relativamente frecuente, cuya aparición produce gran preocupación en las personas que la padecen, no solo por las posibles implicaciones relacionadas con la salud, sino también por las posibles repercusiones a nivel psicológico que pueden llegar a afectar a su vida diaria, relaciones sociales, afectivas y profesionales.

Etiología

  En aproximadamente el 90% de los casos, el mal olor se origina en la misma cavidad oral.
  La presencia de mal olor se asocia con la aparición de sustancias malolientes que se generan como resultado de la degradación metabólica bacteriana (principalmente bacterias anaerobias gram-negativas). Este proceso ocurre sobre diferentes superficies orales (mucosas, dientes), en las bolsas periodontales y, especialmente, sobre la superficie dorsal de la lengua. Estos productos resultan de la fermentación microbiana de proteínas, péptidos y aminoácidos que contienen sulfuro, aportados por la saliva, sangre, fluido crevicular, neutrófilos, células epiteliales descamadas y, en menor medida, cualquier resto alimentario retenido en las superficies orales.

Halitosis y enfermedades periodontales

  En un 90% de los casos de halitosis, el origen está en la boca y dos tercios de los casos orales, esto es un 60% de los casos de halitosis oral, están asociados con algún tipo de patología periodontal: gingivitis (31%) y periodontitis (28%). Por ello, el papel de los profesionales de la Odontología es clave en el control y tratamiento de estos pacientes.

· Gingivitis: Existe una relación directa entre la inflamación gingival y el aumento de la concentración de compuestos sulfurados volátiles (CSV). Los sujetos con encías sanas tienen una menor concentración de CSV con respecto a los sujetos con gingivitis; en los pacientes con gingivitis, a medida que aumenta el grado de inflamación y la cantidad de biofilm acumulada, aumenta la concentración de CSV y, por tanto, los niveles de halitosis.

· Periodontitis: La concentración de CSV en la cavidad bucal aumenta con la profundidad de sondaje. Los pacientes con una o más bolsas periodontales mayores de 5mm tienen valores de CSV un 30% más elevados que aquellos pacientes sin bolsas periondontales.


Evaluación del paciente con halitosis

Intervienen diferentes áreas:
-Cuestionario sobre salud general y hábitos: para conocer el estado de salud general, así como los hábitos de vida y costumbres.
-Cuestionario sobre la halitosis: información sobre el problema concreto de la halitosis.
-Cuestionario y exploración bucal: evaluación de la situación bucodental y hábitos de higiene.
-Evaluación organoléptica.
-Evaluación con detectores de gases.
-Análisis microbiológico.

Clasificación de la halitosis

  Incluye 3 categorías principales: halitosis genuina o verdadera, pseudohalitosis y halitofobia.
La halitosis genuina se subdivide a su vez en halitosis fisiológica o patológica.
Si no existe mal olor bucal pero el paciente cree que tiene halitosis se habla de pseudohalitosis.
  Si después del tratamiento de la halitosis verdadera o de la pseudohalitosis, el paciente todavía cree que tiene halitosis, estaremos diagnosticando una halitofobia. Esta clasificación, por tanto, permite al clínico diagnosticar un problema psicológico.

-          Halitosis genuina: se percibe de manera obvia mal olor bucal por encima de los niveles socialmente aceptables.
· Halitosis fisiológica: hay salud oral y el origen del problema se encuentra en la región dorso-posterior de la lengua; hay que descartar halitosis transitoria debido a factores alimentarios.
· Halitosis patológica:
1.    Oral: Origen en la región dorso-posterior de la lengua, a la que se suman condiciones patológicas de la cavidad bucal (gingivitis, periodontitis).
2.    Extraoral: Origen en trastornos sistémicos, sobre todo en el tracto respiratorio superior y, en menor medida, en el tracto respiratorio inferior, enfermedades hepáticas, renales, etc.
-     Pseudohalitosis: el paciente se queja de halitosis no objetivable.
-         Halitofobia: queja persistente de halitosis no objetivable.

Proceso diagnóstico de la halitosis

  El primer paso que hay que definir es si existe halitosis o no. En segundo lugar, hay que intentar aclarar si la halitosis es de origen oral o extraoral. En el caso poco frecuente, de que nos encontremos ante una halitosis extraoral, habrá que diagnosticar la procedencia del problema y remitir al paciente al especialista más adecuado, generalmente el otorrinolaringólogo.

  La halitosis oral puede clasificarse, según su cronología, como transitoria o como patológica.  
 La halitosis transitoria tiene una cronología y unos factores desencadenantes definidos: halitosis al despertar, después de comidas pesadas o muy especiadas, después de la ingesta de bebidas astringentes como café, té y tras el consumo de drogas como el alcohol o el tabaco.
  La halitosis patológica suele revelar una infección por bacterias anaerobias. Su origen puede provenir de localizaciones extraorales, principalmente infecciones en el tracto respiratorio. Pero lo más frecuente es que su origen sea oral, con dos fuentes principales: el dorso lingual y las infecciones periodontales (gingivitis, periodontitis). Estas tres patologías son las causas más frecuentes de halitosis patológica. En este caso, los mismos factores que se relacionaban con las halitosis transitorias pueden implicarse a las halitosis patológicas de modo coadyuvante, y deben considerarse otros factores: higiene oral, restauraciones desbordantes retentivas, caries, infecciones agudas (como abscesos), lesiones de las mucosas, boca seca (asociada o no a diferentes medicaciones), hábitos dietéticos inadecuados, poca ingesta de líquidos…

Dentro del diagnóstico de halitosis debe establecerse la respuesta del paciente ante su propio problema, ya sea excesivo, normal o escaso. Mientras que muchos pacientes conviven sin darse cuenta con un importante problema de halitosis, otro grupo de pacientes está obsesionado con sus problemas de mal aliento que solo ellos detectan.


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